Y luego le llaman equipo
Cuando la competitividad por la competitividad se convierte en el único estímulo ¿se pueden lograr realmente buenos resultados a medio plazo? ¿Y, sobre todo, compensan? Súmale la velocidad extrema, la presión de los incentivos, la gestión agresiva y nos encontramos con la vieja fórmula. Porque para ser un equipo hay que algo tener más que el nombre.